No, no nos cogimos un vuelo al Caribe ni al sudeste asiático para disfrutar de la mejor playa del mundo. El último día de nuestro descanso en tierras gallegas decidimos pasar el día de las Islas Cíes. Aunque pueda sorprender, la mejor playa del mundo está en Galicia, al menos según un periodista británico. En 2007 Gavin McOwan del prestigioso diario The Guardian, calificó la playa de Rodas de las Cíes como la mejor playa del mundo.
La verdad es que es realmente impresionante. Las aguas son transparentes a más no poder y tienen el típico color turquesa que todos asociamos a playas de ensueño. Ocurre lo mismo con la arena que es de una blancura más propia de otras latitudes. El único pero es la temperatura del agua, que nos recuerda que estamos inconfundiblemente en el Atlántico.
Hay varias compañías de ferry que te llevan de Vigo a las Cíes (yo conté al menos tres en el puerto). Nosotros viajamos con Nabia. Cuando compras tu billete (i/v 18,50€ por persona con la vuelta siempre cerrada; el precio es el mismo en todas las compañías, sólo varían los horarios) te entregan una bolsa de basura y te indican que no hay papeleras en las islas y que toda la basura que generes te la tienes que traer contigo de vuelta. El trayecto dura unos 40 minutos. Y, de repente, estás en el paraíso :)
En las Islas Cíes puedes tomar el sol, bañarte (sólo recomendable para los más valientes o para aquellos con neopreno :P) y hacer senderismo. Hay cuatro rutas muy bien señalizadas, de fácil acceso y de corto trayecto. Nosotros optamos por la Ruta Faro da Porta que es la que menos desnivel tiene (55m). Se tarda aproximadamente 1 hora y 45 minutos en ir y volver. Nosotros tardamos algo más porque paramos a almorzar y a hacer fotos y estuvimos admirando las vistas de los acantilados desde el faro.
A la vuelta paseamos por la playa de Nosa Señora, compramos pan y fiambre en la tienda del camping (no lo había dicho, pero hay un camping) y nos hicimos un bocata. Después nos echamos la siesta bajo los pinos (la isla está llena de pinos y eucaliptos) y fuimos a conocer la playa das Figueiras, que a mí particularmente me gustó más que la de Rodas.
La verdad es que fue un día redondo.
Redonda también fue la noche del sábado. Después de la fabulosa puesta de sol que disfrutamos desde el monte de Santa Tecla, nos fuimos a cenar a O Porriño (donde estábamos alojados) y disfrutamos de la fiesta de la Capilla de San Sebastián. Organizaron una sardinada, y por dos euros por persona daban dos sardinas recién asadas, una rebanada de pan de hogaza y un vaso de vino o una botella de agua.
Sólo puedo decir que estaban exquisitas.
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