Vaya viernes de locos. Tras unos días de mucho trabajo, nos dispusimos a disfrutar un poquito del día a día de Shanghai. Por la tarde, con mucho tiempo de antelación, nos dirigimos a la T2 del aeropuerto nacional de Honqiao. Tuvimos que cruzar toda la ciudad en taxi (solo 13 euros), nuevamente increíble. El tráfico es caótico por donde quiera que vayas a excepción de pequeñas franjas horarias.
En el aeropuerto aprovechamos para adelantar asuntos pendientes con la compañía de un buen café helado. A la hora de facturar ya hubo problemas: no hablaban inglés. Sé que mi inglés es limitado, pero si leéis el blog, sabéis que hemos estado en Vietnam, Camboya, Malasia, EEUU y nunca pasó nada.
Una vez pasada la zona de control, detectamos que la puerta de embarque no era la misma que la que nos decía el billete y ya empezamos a sospechar. Nos subieron al avión con 10 minutos de retraso según la hora indicada. Estuvimos más de una hora y media dentro sin darnos explicaciones (momento Ryanair). Dicho retraso provocó que perdiéramos la conexión con Madrid que teníamos que tomar en Pekín.
Estábamos muy intranquilos porque previo al despegue desde Shanghai habíamos llamado al servicio de atención al cliente y ¡nos habían colgado! Pocos hablaban inglés, y los que lo hacían lo hacían poco y mal. Pero lo más importante es que nadie sabía decirnos dónde debíamos ir para recoger nuestras maletas o incluso poner una reclamación. No voléis, en la medida de los posible, con Air China.
Estábamos muy intranquilos porque previo al despegue desde Shanghai habíamos llamado al servicio de atención al cliente y ¡nos habían colgado! Pocos hablaban inglés, y los que lo hacían lo hacían poco y mal. Pero lo más importante es que nadie sabía decirnos dónde debíamos ir para recoger nuestras maletas o incluso poner una reclamación. No voléis, en la medida de los posible, con Air China.
Tuvimos la suerte de encontrar Dany, una chica española de origen chino, que nos ayudó a Sergio, Vicente (chico ecuatoriano), Javier (empresario español de Elche) y a mí. Los cuatro perdimos el mismo enlace y tuvimos que sufrir la incompetencia de unos trabajadores nada preparados para realizar su cometido en un ambiente internacional. Nos consiguió el cambio de vuelo, el hotel y la cena, con lo que pasamos 24 horas más en China, la ciudad prohibida nos esperaba. Nuevamente, gracias Dany.
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