Madrugamos pronto para no volver a llegar tarde.
Nos tocaba visitar las Grutas
de Škocjan (en esloveno Škocjanske
jame). Las grutas tienen alrededor de cinco kilómetros de pasajes
subterráneos, con cuevas de más de 20 metros de profundidad y varias cascadas. Algunas
de las zonas de paso del río subterráneo que las cruza llegan a tener 90 metros
de altura. Está prohibido hacer fotos, así que las que vais a ver desgraciadamente se tomaron de extranjis. No sé si se aprecia la magnitud pero
te sientes enano en la inmensidad de la gruta. Por momentos nos sentíamos
protagonistas en algunos de los paisajes de El Señor de los Anillos. Lo que no se aprecia es el increíble y ensordecedor ruido de los rápidos del río. En
1986 la Unesco las incluyó en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
Por la tarde quedamos con Polona. Polona es una
camarera del Hotel Bit Center donde nos
alojamos, que se ofreció a enseñarnos la ciudad. Como la mayoría de los jóvenes
del país habla varios idiomas entre ellos el español. Fue una visita muy
entretenida en la que aprendimos detalles de la ciudad que hubieran pasado
inadvertidas para nosotros. Gracias.
Con “toda” Eslovenia vista decidimos visitar
Zagreb. A sólo 150 kilómetros de Liubliana, es la capital y la ciudad más
grande de Croacia y tiene una población de 800.000 habitantes.
Pasear por sus calles es volver a sentir el sabor de los países influenciados
por la antigua URSS. Viejos tranvías, coches destartalados y edificios ruinosos
se mezclan con un ansia de renovación que se ve en la cantidad de edificios que
están en fase de reconstrucción. Desde luego fue una visita exprés que nos
gustó.
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