jueves, 2 de junio de 2011

EL EMBRUJO DE LAS TORRES PETRONAS


Reconozco que antes de iniciar nuestro viaje, pasar dos días en Kuala Lumpur no me atraía en absoluto. Pensaba que una ciudad que elige como principal atracción turística dos edificios de construcción reciente no tiene mucho que ofrecer. Estaba equivocada.

Primeramente, porque sólo la mezcla cultural es algo muy llamativo y que dice mucho de la ciudad. Y segundo, porque creo que las Torres Petronas son más que dos edificios espectacularmente altos (para ser más exactos de 452 metros). Me explico.

Las Torres Petronas se encuentran en un entorno muy agradable. Se puede acceder a ellas por el hall de cada una de las torres o por un hall central común al que a su vez se puede entrar desde la calle o desde un centro comercial de seis plantas increiblemente grande.

Alrededor de las torres y del centro comercial hay un enorme jardín de forma irregular con árboles, arbustos y macizos de flores de muy distintas familias que le dan un toque selvático al entorno. Por el jardín serpentean caminos de baldosas que te llevan a distintos puntos del mismo y donde a primera hora de la mañana y a última de la noche puedes encontrar a gente corriendo.


Hay un gran parque de juegos infantiles y una piscina descubierta también para el disfrute de los más pequeños. También hay un pequeño lago artificial que desemboca en otro más grande con varios chorros de agua que se activan a diferentes horas del día. Este lago, ubicado bajo las torres es un punto de encuentro para mucha gente. Por la tarde, la orilla está a rebosar de gente joven, familias con niños, compradores empedernidos, turistas y gente de los edificios de alrededor que acaban de terminar su jornada laboral. Y, como he comentado más arriba, es aquí donde el mix racial y cultural se hace más evidente. Por si todo esto fuera poco estimulante, en uno de los extremos del jardín hay una mezquita, y en ocasiones se oye la llamada a la oración del imán.

Y como telón de fondo están las Torres Petronas que las mires desde donde las mires, las fotografíes desde donde las fotografíes son absolutamente espectaculares. Merece la pena visitarlas a diferentes horas del día para ver cómo la luz cae sobre ellas, siendo especialmente espectacular poco antes del atardecer y por la noche.


La orientación privilegiada de la habitación del hotel me permite quedarme embobada mirándolas sin cansarme ¿Lo notáis? Mi corazón urbanita está latiendo con fuerza...

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