Como ya ha contado Javi nuestra puerta de entrada a India fue Nueva Delhi, pero simplemente hicimos noche allí. Así que nuestro primer contacto real con India ha sido Varanasi. Varanasi es una de las siete ciudades sagradas para los hinduistas, que se acercan a la ciudad del Ganges para bañarse en sus purifucadoras aguas, a rezar sus pujas (oraciones) por sus muertos y a incinerarlos. Todos estos ritos se hacen en los más de 80 ghats que hay en Varanasi. Los ghats son unas escalinatas de piedra que bajan desde las calles de la y acaban en el Ganges.
De todos los usos religiosos que le dan los hinduistas al Ganges el más chocante es la incineración de sus muertos. Javi y yo solo hemos visto dos ghats de este tipo, y lo único que puedo decir es que impresiona. Cualquiera puede ver la procesión que lleva al difunto en volandas en una especie de camilla artesanal de madera, cómo este está tapado completamente por flores o telas de colores y cómo es acercado a una pira de madera donde lo queman. Es muy impactante. Los alrededores de estos ghats están llenos de troncos de madera y las paredes de los edificios de alrededor están teñidos de negro. Lo dicho, impresiona.
El Ganges también es centro de la vida no religiosa de la ciudad. Hay gente que lava sus enseres y su ropa. También se ven muchos niños, y no tan niños, jugando en su orilla al badminton y volando cometas. A mí lo que me ha atrapado de Varanasi han sido sus calles estrechas e intrincadas, de trazado totalmente irregular que están llenas de tiendas y de gente hasta la caída del sol.
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