Antes de empezar a elegir la ruta que haremos en la India
nos hemos dado un pequeño homenaje en Galicia. Por motivos laborables he estado
desplazado tres semanas en la provincia de Pontevedra. Si bien es cierto que no
tienes tiempo de turismo cuando vas a trabajar, he hecho encaje de bolillos
para que Patricia pueda venir a verme. Mientras mis compañeros regresaban a casa,
Valencia, Patricia cogió un avión a Santiago de Compostela, dispuesta a
disfrutar del fresquito que nos falta en casa.
El viernes me tome la libertad de descansar hasta eso de las
19 horas tras 13 días trabajando casi ininterrumpidamente. Lo dicho, por la tarde cogimos el coche y nos
fuimos a Baiona sólo a explorar. Tarde típica gallega de brumas y llovizna que
te hace pensar que estás en otoño. La carretera muy bonita y verde y Baiona
preciosa. Vimos atardecer y como hacía fresquito nos tomamos un buen caldo gallego y un platito de pulpo a feira.
Ya descansados el sábado, fuimos a Tui por la mañana y a
Valença do Minho por la tarde. Estábamos alojados en O Porriño. O Porriño es un
pequeño pueblo situado entre Vigo y la frontera de Portugal. Dispone de tren a
los principales destinos de Galicia y buena comunicación por carretera. Tui preciosa y Valença otro tanto. Ambas
denotan las disputas fronterizas vividas por la posición estratégica que supone
el río Miño cerca de su desembocadura. Después de Valença, aún con fuerzas,
fuimos a ver atardecer a A Guarda desde el monte de Santa Tecla. Atardecer es
unos de los placeres que desde el Mediterráneo no podemos disfrutar y no
perdimos la oportunidad. Precioso.
El domingo fue el día del homenaje, el día de la mariscada. Tras hacer
la pequeña ruta que bordea el Parador Nacional de Baiona cogimos el coche he
hicimos la carretera PO-552 en dirección nuevamente a A Guarda. La carretera
es preciosa para conducirla observando el mar romper la costa rocosa del sur de
Pontevedra. De camino vimos faro Silleiro y sorpresa: ¡un bunker abandonado! Hemos
buscado información y mucha gente lo ha visitado con linternas y pertrechados de
valentía. Es curioso imaginarse estar en el bunker vigilando la entrada de la ría
de Vigo tal y como veríamos en una película bélica.
Después del recuerdo bélico llegó el homenaje. ¡Mi primera
mariscada! No me quiero explayar mucho por que pienso que más vale una imagen
que mil palabras.
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