miércoles, 9 de septiembre de 2015

IMPRESCINDIBLE BOROBUDUR

Decidimos visitar el templo budista más grande del mundo con la opción Borobur sunrise. Así que a las 4 de la mañana ya estábamos en camino hacia el templo. Unos 45 minutos más tarde llegamos al complejo y la experiencia empieza en el mismo instante en el que te entregan la linterna y la pegatina identificativa.

Llegamos con la luna y las estrellas, con oscuridad casi absoluta aparte de los astros y de algunas casas que salpican el paisaje. Y poco a poco se va haciendo la luz.

Todos miramos hacia el volcán Gunung Merapi. Poco a poco distingues una franja de nubes sobre el volcán, una luz anaranjada que rodea al mismo y que te avisa de que ya está amaneciendo y una niebla densa y evocadora sobre el bosque. Y cuando te quieres dar cuenta ya se ha hecho de día. Son las 5.30.

A veces no nos damos cuenta de que el global de una experiencia sensorial no se compone solo de lo que ves. Está claro que lo que divisas tiene un peso importante en la experiencia, pero el Borobudur sunrise no hubiera sido lo mismo sin los sonidos que acompañaron a la salida del sol: los rezos musulmanes que se oían por el valle, los cantos de los gallos de antes de que saliera el sol o el piar los pájaros dando los buenos días.

Borobur es, como he comentado al principio, el templo budista más grande del mundo. Tiene una base de 118 x 118 metros y está formado por 2 millones de bloques de piedra. Tres terrazas circulares con 72 campanas, en cuyo interior puedes ver budas en distintas posiciones, muchos de ellos decapitados y/o mutilados. El complejo se compone de 3 terrazas circulares (donde están las campanas) sobre 6 terrazas cuadradas cuyos pasillos están forrados con relieves budistas bastante bien conservados.

Después de divisar el amanecer y perdernos entre los bajo relieves de Borobudur, la visita acaba con un desayuno con tentempiés típicos de la zona: plátano frito con queso y arroz con azúcar de coco envuelto en hoja de plátano. Además, el desayuno estuvo amenizado con música de xilófono en directo. Todo un deleite para los sentidos.

Mención aparte merecen los templos de Prambanam. Este complejo está formado por 4 templos hinduistas. En su época, y hasta hace pocos años debieron ser espectaculares, pero un terremoto en 2006 ha derruido casi totalmente dos de ellos (los más pequeños) y gran parte de los dos templos más grandes. Una lástima. Ahora mismo están con trabajos de reconstrucción y el sonido de los cinceles y las hormigoneras es continuo durante toda la visita. Lo que se divisa, a parte de los templos que aún siguen en pie, son pilas de piedras reunidas como si de piezas de un puzzle se trataran. Ojalá pronto consigan encajarlas.






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