sábado, 28 de mayo de 2011

EXPERIENCIA RELIGIOSA II

Al igual que Javi hace poco más de una semana, hoy acabo de "sufrir" mi propia experiencia religiosa, pero en esta ocasión ha sido en un autobús.
Con 6 horas de autobús por delante, y con sólo 5 minutos de trayecto avanzados, un monje budista se ha levantado de su asiento y ha empezado a repartir unas telas tamaño A3 con fotos de monjes en posición de meditación por un lado, y con algo escrito con el alfabeto Brahmi en otro. Creo que se ha dado cuenta de que Javi y yo no entendemos el camboyano y no se ha molestado en entregarnos una de las telas que comento.
Cuando todo el autobús tenía su tela, el monje ha empezado a sermonearnos muy vehemente, hablando muy alto y fuerte, para asegurarse de que todos le escuchaban. Al principio nos ha parecido curioso, pero después de 10 minutos Javi se ha puesto los auriculares y me ha dejado sola ante el peligro. 
El caso es que había unos cuantos pasajeros que seguían con mucha atención el discurso del monje y esto se manifestaba en sus caras y en que llegado un punto la gente ha empezado a repetir determinadas frases que decía el monje. Esto parecía una ceremonia en toda regla.
Y pasaban los minutos y el monje no paraba. Quince minutos, veinte, media hora... Y por fin, a los 40 minutos aproximadamente ha parado y ha empezado a recoger las telas y las consiguientes "propinas". Dos minutos después se bajaba del autobús. Ya había llegado a su destino. Menos mal...
Por otra parte, ayer conocimos a otro monje budista en la calle y todo fue muy diferente. Accedió sin problemas a que le hiciéramos una foto y nos dio su dirección de correo electrónico para que se la enviáramos. Además, acordó con Javi buscarse en Facebook. Quién sabe, quizá ese fue el comienzo de una amistad...

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