miércoles, 1 de junio de 2011

REFLEXIÓN

Últimas horas en Camboya, esto ya sí que es señal de que esto se está acabando. Camboya me deja dos sensaciones.


Primero, es un país precioso y con gente alegre que pese a su pobreza nunca deja de ofrecerte ayuda y sobretodo una sonrisa. Los niños te saludan cuando te ven pasar en tuk tuk, la gente en los bares siempre intenta hablar contigo...


Segundo, este país necesita mucha ayuda, me explico. En las zonas rurales se ve la verdadera cara de este pais. La mayoría de los turistas nos quedamos con la maravillosa Angkor, con la vitalidad de su capital... esto no es Camboya. Camboya es un país pobre, que ha sufrido mucho para poder ser libre y donde las diferencias sociales están muy marcadas.


Este país me va a cambiar para bien. La felicidad que te transmiten pese a sus condiciones me hace darme cuenta de que no tengo derecho a quejarme, a que con menos podemos vivir. Patricia y yo estamos barajando la posibilidad de apadrinar un niño. No quiero pensar que sirva como un lavado de conciencia, sino como una forma de no olvidar lo que he aprendido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario