viernes, 3 de junio de 2011

EL VIAJE DE LOS 5 SENTIDOS

La primera entrada que colgué en este blog comenzaba así: "Éste va a ser un viaje para disfrutar con los cinco sentidos". Realmente lo ha sido.

No puedo quedarme sólo con uno de los numerosos paisajes que hemos divisado: La Bahía de Halong con ese horizonte imperfecto y misterioso lleno de islas (detrás de una había otra, detrás otra, y así hasta donde alcanzaba la vista), los mercados de comida de Hanoi, los templos de Angkor rodeados por la densa selva, las impresionantes Torres Petronas de noche...

Me pasaría lo mismo si tuviera que elegir un sólo sonido. Desde luego el más característico es el de las motocicletas y los cláxones, pero no es el único. Escuchar la llamada del imán en una gran urbe como Kuala Lumpur, impresiona. Como también te atrapa y te envuelve sin remedio el sonido de la lluvia cayendo mientras visitas cualquiera de los maravillosos templos de Angkor...

Olfato y gusto van prácticamente cogidos de la mano. La comida vietnamita me ha parecido muy variada y sabrosa, y así lo atestiguaba su olor. Un aroma que también se queda grabado es el que te recibe al entrar a los templos budistas: hay incienso por todas partes.

Y en cuanto al tacto, es un gustazo ser recibida un día caluroso en hoteles y restaurantes con una toalla pequeña, húmeda, aromatizada y extremadamente fría, para refrescarte la acalorada piel. Además, el tacto de la seda de los fulares y vestidos que trabajan los artesanos de Vietnam es especialmente suave y delicado.

He encontrado el Asia con el que soñaba antes de comenzar el viaje. Caótico y ruidoso, lleno de vida, pero también espiritual y salvaje. Asia me ha encandilado. Me ha deslumbrado por completo... No lo puedo evitar: ya estoy pensando en el próximo viaje.

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