viernes, 10 de octubre de 2014

ÚLTIMAS HORAS

Me quedan apenas cuatro horas para poner rumbo otra vez a Singapur, en la que será mi última parada antes de llegar a casa. Para rematar esta segunda aventura vietnamita he hecho dos de las cosas que no puedes dejar de hacer si visitas estas tierras: regatear y conducir en moto.

Primero me pasé por el mercado de los "excedentes" militares. ¡A mí me encanto! Aunque los recuerdos de guerra no son originales de la época, lo que mas me gusta es que además es el mercado de las piezas de repuesto de maquinaria en general. Por resumirlo sería como un Leroy Merlín pero a lo caótico. Cada puesto está especializado en alguna cosa: el de muelles solo en muelles, el de tornillos solo en tornillos...


Tras este mercado donde compré el café con anterioridad, al mercado de Cho Bien Than. Fui a por unas camisetas de recuerdo para unos amigos: ¡cómo mola regatear! He mejorado mucho desde que la hmong de Sapa me aleccionó en el arte del regateo. Llevaba idea de comprar camisetas de equipos de fútbol, pero comprar por comprar no: ¡llegué a ver la camiseta de Argentina con el escudo de España!



Por el camino y para tomar un respiro, visité el Museo de Historia y el templo de Jade. El primero no lo vimos en el anterior viaje y he de reconocer que es pequeñito pero muy interesante. Recorre la historia de Vietnam desde el paleolítico hasta el tiempo actual. El templo de Jade sí que lo vimos la otra vez, pero dediqué el tiempo de estancia a una de mis pasiones, la fotografía. A la vuelta colgaré las fotos en mi cuenta de Flickr.



¿El resto del día? Comer, beber y, sobre todo, conducir. Se que el vídeo a continuación puede parecer que sea muy arriesgado y peligroso, pero nada más lejos de la realidad. Creo que, sin lugar a dudas, conducir una moto en esta gran ciudad, es la mejor experiencia posible. Truco que he aprendido en este viaje: ¡alquilar la moto desde el hotel! Es la mejor manera porque no tienes que dejar de depósito tu pasaporte. La otra vez, he de reconocer que fuimos unos insensatos, pero también fue grandioso.



Con tristeza me tomo mi última Saigon Bia desde la terraza del pub Allezboo. Todo se acaba pero siempre quedará en el recuerdo. ¡Volveré! No se si a Saigon, pero a Vietnam, seguro.


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